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sábado, 1 de febrero de 2014

Vida en Puebla (11/12): Hacerse viejo

Hacerse viejo es un proceso extraño en el que todo es novedoso. Al principio no lo siente uno, pero el mundo empieza a dar avisos. Puede ser que una mañana frente al espejo veamos a un desconocido que nos mira sorprendido. O puede que en una foto reciente, tardemos en reconocernos. O que hagamos una imprudencia al manejar y alguien nos grite 'viejo, fíjate'.  También puede ser que la gente que encuentras en la calle te mira como si fuera a reírse. Y no es que se te haya bajado el cierre del pantalón sino que se te olvidó peinarte.
Al comprar una medicina, la dependiente amable te informa que con tu credencial de INAPAM tendrás descuento. -¿Pues qué, de plano ya me veo muy viejo o qué?- O en el metro de la ciudad de México, el policía te abre la puerta para que pases sin pagar. Nomás de verte ya sabe que eres adulto mayor, y tú todavía no lo sabes.
Si quieres subirte a una mesa para cambiar un foco, provocas una conmoción y te dicen que te esperes, que ahorita viene un muchacho para hacerlo. Si insistes, te ofrecen su brazo para que te apoyes y te abrazan las piernas mientras estás arriba. Cuando bajas, te regañan por necio. Vas a comprar el garrafón de agua como siempre y un buen día el vendedor se ofrece a cargarlo para que tú no lo hagas. Mi peor experiencia fue cuando una muchacha me cedió su asiento en un camión de la ciudad de México, un día que andaba yo tramitando mi jubilación.
Poco a poco te vas haciendo comodino. Si quieren cargar tu garrafón, pues que lo carguen. Si te ofrecen descuento, muestras tu credencial del INAPAM.
Llega un día en que la imagen en el espejo se convierte en tí y te reconoces en las fotos rápidamente. Pero ahora, cuando ves una foto vieja tuya, sabes que eres tú pero casi no sabes nada de ese joven que te mira desde el pasado.

Las cosas que siempre te interesaron, pierden importancia. -¿Conservarme lúcido?  Sí, pero qué flojera- No quiero leer las noticias ni los comentarios importantes del día. Para qué tratar de entender la nueva estadística. Uno lee y estudia para tomar mejores decisiones, para entender mejor el mundo, para impresionar a quien se deje. Pero ya no hay muchas decisiones que tomar ni a quien impresionar, y todo lo que leo se me olvida al otro día

3 comentarios:

  1. Lo fui leyendo y luego de unas líneas tenía la sonrisa en la boca, pero en el último párrafo... ¡Ah canijo! No me gustó el final.
    LZE

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    1. Pero es verdad, LZE, los intereses cambian dependiendo de la situación vital.

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    2. Me encantó y coincido el motivo para leer! Saludos es un gusto leerlo!

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