A un clic de distancia...

miércoles, 28 de diciembre de 2016

SOBRE LA INFORMACIÓN ABUNDANTE

La información sobre lo que pasa alrededor es tan importante para sobrevivir como la comida.  Para el habitante de las savanas, la información que le daban sus sentidos y sus compañeros resultaba vital. Hay un jabalí adelante, se oye un rugido de león, etc. era información que le ayudaba a saber qué hacer. Para el habitante de las aldeas medievales, la información sobre quién iba y venía, qué quería el señor o el rey lo orientaba en su actividad. Esa es la principal función de la información, aun en nuestros días: permitirnos actuar de manera eficaz; ahorrar esfuerzo, evitar errores.

Como la comida, la información siempre fue escasa y mientras más tuvieramos, mejor. Aunque ya nadie necesite información para poder comer y reproducirse, la información es útil aunque sea para tener de qué hablar con nuestros amigos, clientes, conocidos, etc. Por eso, hasta no hace mucho las personas 'bien informadas' leían el diario todas las mañanas. Por eso los especialistas leen libros sobre su tema, para saber qué hacer en su trabajo y saber qué decir en su actividad social.

Como la comida, la información es super abundante en nuestros días internéticos. No tenemos llenadero ni mecanismo de saciedad efectivo para ninguna de las dos. Por eso podemos pasar todo el dia revisando twitter y facebook. Toda esa información flotante, no buscada ¿nos ayuda a comportarnos de manera más eficaz? En cierto modo, sí. Nos da temas de conversación, nos permite dar opiniones 'informadas', nos facilita interactuar socialmente con otros y tal vez lograr alguna conquista.

Así como la comida sin medida produce obesidad ¿qué sucede con la adquisición excesiva de información? Quizá lo que ya está sucediendo: la incapacidad de distinguir lo importante de lo trivial, lo valioso de lo inútil, lo verdadero de lo falso.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Meditación del phone

Me quedé sorprendido al ver que algo así como el noventa y cinco por ciento del público miraba su teléfono mientras esperaba el inicio de la función en un teatro lleno. Tal vez porque hacía mucho tiempo que no asistía yo a un evento en vivo.

Delante de mí una niña puber y dos filas adelante un viejo estaban en la posición perfecta para que yo pudiera ver lo que ellos hacían en sus pantallas.

La niña tenía una gran colección de imágenes de  Frida Khalo: retratos, dibujos y caricaturas. Las repasaba continuamente, seleccionaba una, la ampliaba, la miraba unos segundos y regresaba a la galería para pasarlas de izquierda a derecha, de arriba a abajo, hasta que seleccionaba otra y la ampliaba. De vez en cuando cerraba la galería, iba a Whatsapp, rotaba los chats, seleccionaba uno, lo leía y luego regresaba a las imágenes de Frida. Si su mamá le hablaba, suspendía su actividad un momento y la retomaba casi inmediatamente.

El viejo que estaba más adelante mantenía abierta su galería de fotos que eran, según me pareció, grupos de gente. Hacía lo mismo que la niña: repasar, seleccionar, ampliar y mirar por unos segundos.  También, como la niña, se cambiaba a Whatsapp y hacía lo mismo. Apagaba el teléfono por unos treinta segundos, lo guardaba en su bolsillo, lo encendía y vuelta a empezar. En cierto momento fue a su página inicial que mostraba un Cristo crucificado y sangriento, y acomodó los íconos de la apps de modo que no taparan la imagen.

De las otras personas en el teatro no puedo decir qué veían pero sus movimientos eran los mismos: rotar, seleccionar, ampliar, mirar por un momento, vuelta.

La cuestión es ¿qué estaban haciendo? Lo que ellos creen que es un simple pasatiempo debe ser algo más.  Para pasatiempo podían platicar, rezar o jugar. ¿Por qué la compulsión de repasar sus imágenes y sus chats?

Mi hipótesis sin ningún fundamento es que se trata de una estrategia de memorización no muy diferente a lo que debe suceder dentro de la cabeza cuando el cerebro intenta consolidar los recuerdos.

La exploración de las imágenes y los chats debe ser una re-visión de lo que ya se conoce hasta encontrar alguna cosa de la que se tenga duda, así sea mínima. Esa se selecciona y se examina para memorizarla por completo. Como cuando después de estudiar para un examen seguimos 'dándole vueltas' a lo estudiado y al encontrar una falla vamos al libro nuevamente.

Entonces, quienes miran sus pantallas porque no tienen otra cosa qué hacer están, efectivamente, integrando su cerebro y el teléfono en una sola unidad. El problema real es que el teléfono se convierta en la única vía de entrada de material memorable. Esto último ya está sucediendo: muchas personas en el teatro se dedicaron a filmar el ballet: lo vieron con el phone, no con los ojos.

martes, 20 de septiembre de 2016

Escenas Yucas

19 Abril 2017
Asisto a un recital de canto "De la Ópera a Broadway" con dos sopranos y un barítono acompañados por un pianista. A mi izquierda dos comadres. La que me queda más lejos musita las arias en voz no tan baja. El poblano que vive en mí quiere 'mirarla feo' para que se avergüence y guarde silencio respetuoso. Ella no me ve, está como encantada.
Se las sabe todas: óperas de Mozart, zarzuelas, y west side story. El dueto de La Barcarola quedó convertido en trío. Después de dos o tres intentos inútiles empiezo a pensar en lo feliz que está. Si a pesar de todo yo he disfrutado la función, ella con más razón.
Cerca del final, canta sin inhibición y hago mi último intento. En medio de una nota larga, ve que la estoy mirando y, en lugar de callarse, le gana la risa.  Mi ferocidad cede lugar a una sonrisa cómplice con las comadres.


17Dic2016
Donde google maps me indica que hay una carpintería encuentro un tendajón. Le pregunto a la señora que lo atiende si sabe dónde está la que busco.
"Si busca un carpintero aquí a dos calles hay, pero no es muy recomendable. Camine dos calles y luego a la derecha por la 84. Es muy informal. Le pide anticipo y no termina cuando dice. No le pague nada porque no cumple. Así de este lado, luego luego la ve porque tiene su letrero. Dígale hasta que no termines, no te pago. ¿Va a ir caminando?"

29Oct2016
Todos los jueves a las nueve de la noche, desde hace más de cincuenta años, hay 'Serenata Yucateca' en el jardín de Santa Lucía de Mérida. Llegamos temprano y nos tocó en primera fila. Los vendedores insisten en tratarnos como turistas que por estos días inundan el centro. Junto a mí, una señora como de setenta o más: chiquita y encorvada, de cabello y ojos claros. Sus manos artríticas parecen escobas viejas. Viene con su dama de compañía, una mujer indígena un poco más joven que le carga la bolsa y le guarda el lugar mientras ella da pasitos en espera de la serenata.

Inquieta, me busca la cara como queriendo platicar. ¿Usted de dónde viene?  pregunta sin más. (¿Cuándo dejaré de parecer turista?) Soy de aquí, le digo y sueno un poco falso. Me mira como sorprendida y me siento forzado a aclarar: llegamos hace poco, pero vivimos aquí en Santiago. Yo también soy de aquí, replica con orgullo. Vivo en, cómo se llama, Mayapán.

Ya en confianza me platica que viene a la serenata cuando no tiene otra cosa que hacer pero habitualmente va a casa de su hermana que toca la guitarra y se ponen a cantar. Su acompañante confirma la historia con la cabeza.

¿Usted toca la guitarra? le pregunto. No, yo toco las maracas, y agita las manos con ritmo.También toco el, cómo se llama, el güiro. Sus manos me enseñan cómo lo toca.

Durante la serenata me estuvo explicando el origen de las canciones y de los bailes que veíamos. Lamento no haberla escuchado mejor. La Vaquería, me comenta, se llama así porque la bailaban los vaqueros después de marcar todo el ganado. Tal vez. Lo cierto es que la música y la coreografía son una jota, o quizá muñeira, española trasplantada a Yucatán. Vean esto e imaginen a ellas con floreados trajes de mestizas y ellos con pantalón de manta, sombrero de palma, bolsa de henequén y huaraches ¿de mujer?

Para despedir a mi amiga le apreté su mano de escoba como queriendo arreglársela. Su ayudanta, siempre tímida, me dedicó una sonrisa.


24Sep2016
Las reglas de circulación son muy sencillas: si al llegar a una esquina tienes señal de alto, te detienes y dejas pasar a cualquiera que cruce incluidos los peatones. Si no tienes ninguna señal debes pasar sin precaución. No deja de ser escalofriante porque si frenas un poco cuando no debes, el de atrás puede pegarte. Los peatones conocen esas reglas y cruzan o esperan de acuerdo con las señales.
Íbamos caminando cuando le comenté a Patricia que los automovilistas aquí son mucho menos agresivos que en Puebla. Como cosa rara, estuvo de acuerdo conmigo. Dos calles más adelante, al cruzar una esquina, un jetta blanco con placas de Puebla se nos echó encima y nos hizo correr. El chofer no parecía consciente de lo que hizo.

20Sep2016
El oculista examina a Viviana mientras yo espero mi turno. ¿Es un coqueto? Ya no está para eso. Mientras la examina empieza a cantar "Bonita, como aquellos juguetes..." Se aleja y se acerca siguiendo el ritmo de la canción. Baila un poco. Además de nosotros, está la secretaria que escribe lo que el doctor le dicta y un joven modoso que entra y sale con cualquier pretexto y se cambia de lentes cada vez. No podemos catalogarlo entre gay y mirrey.

"La sinceridad de tu espejo fiel... Ojo izquierdo no se detectan alteraciones" La secretaria escribe."Míreme aquí, chulita. Distancia interpupilar seis punto dos. Se ve que no es usted de aquí  ...como el beso robado". El asunto me intriga de inmediato.
-¿Por qué supo? ¿Cuál es la distancia entre los de aquí?- le pregunto.
-La gente de aquí tiene siete o más ¿no ve usted que somos cabezones? Por eso tenemos los ojos muy separados. Fíjese, cuando yo estudié en México, hace muchos años de eso, mi maestro, el doctor Gómez Rueda, me dijo "Oye, Hervey, y en Mérida todos son cabezones. No, maestro, algunos no. Yo no soy cabezón, le dije. ¿Tu no eres cabezón? me dijo. Eso crees."

La secretaria se rie y el joven modoso se nota un poco afectado por el chiste de su abuelo que seguramente ha oído muchas veces. Ya que estamos de buen humor me animo a contarle del antropólogo que estudió a los yucatecos y concluyó que "alcanzan el uno cincuenta, aunque también hay chaparros."

Termina el examen de Viviana. "Sus ojitos están muy bien. Ahora vamos a ver a su papá." "Ojo izquierdo, hay un pterigión. Ojo derecho, el examen de la mácula no revela alteraciones. Fondo, normal para la edad."  Su profesionalismo me hace ver que estaba de lucido con Viviana.

-¿Y mi distancia interpupilar?
-Seis punto nueve... en el límite.

Ahí se revela un secreto de los mayas que me había intrigado. ¿Cómo hacen los vendedores y los cantantes callejeros para saber quién es turista y quien no? Estiman la distancia interpupilar a partir del tamaño de la cabeza. Si es poca, no es de aquí.

Ahora me fijo mucho en la distancia interpupilar de la gente que encuentro.

8Sep2016
Intento no parecer turista; confundirme con los habitantes de esta ciudad. No me visto como los turistas que usan huaraches con calcetín y resaltan sus pantorrillas lechosas. Tampoco uso guayabera que aquí está reservada para los trovadores. Cierto que no me pongo pantalón de mezclilla que es casi obligatorio entre hombres y mujeres, gordos y flacos. Así, con ánimo de camuflage, fui al mercado a comprar fruta con mi carrito, como es lo habitual. En la salida, un vendedor de chácharas intenta llamar mi atención: Hey mister, good morning, mister.

8Sep2016
Meditación yuca: el calor es como el tinnitus: irremediable y siempre presente. Lo indicado es lo mismo en los dos casos: no hacer caso, expulsar el padecimiento de la conciencia.

17Ago2016
Hice contacto con un taller de cuento que me invitó a su sesión en un bar-galería. La cita era a las 7:30 y llegué puntual. Me recibió el dueño del bar y me informa que el tallerista "llega a las ocho o más, pero siéntese para que oiga lo que estoy planeando". Me entero de sus planes de convertir esa calle cerrada en un callejón del arte, y de la burocracia del ayuntamento de Mérida que "ya hace más de una semana que recibieron mi solicitud". Poco a poco llegan los miembros del taller y piden sus chupes. El dueño me pregunta si quiero algo de tomar. Le explico que salí de mi casa sin dinero, imprevisor de mí. "No importa, el martes que entra que vuelvas a venir me pagas ¿qué te traigo?". A las once pm seguimos comentando los cuentos entre cervezas bien frías.

15Ago2016
Hace tres años visité el centro cultural Olimpo del ayuntamiento de Mérida. Me llamó la atención el anuncio, entre otros muchos, de un taller de orquesta e improvisación musical. Me propuse inscribirme en cuanto me mudara. Acabo de ir con ese propósito, no hay anuncios de cursos de nada y la señorita de informes no sabía de qué le hablaba. Consultó con una colega y vino muy alegre "Usted lo que quiere son los cursos para adultos mayores, vaya aquí a la vuelta donde dice trabajo social, ahí le dan informes" Se desconcertó un poco cuando vio que me hizo reír. Luego fui y yo, y sigo siendo, el desconcertado. Mi cumpleaños 69 de hoy me hizo pensar en ese episodio.

11Ago2016
Meditaciones yucas:
-Hay que acostumbrarse a vivir mojado y pegostioso.
-Las horas de mayor actividad son de 8 a 10 am y de 6 a 9 pm.
-Ropa de calle: camiseta, bermudas y chanclas. Ropa de dormir: camiseta y bermudas.
-Artículos de primera necesidad que deberían estar subsidiados en la canasta básica: sombrero, repelente de moscos, flit, ventilador eléctrico, bolsas para levantar caca de perro que no se puede dejar en la banqueta.
-Lo natural es no hacer nada; cualquier trabajo requiere un esfuerzo especial.


9Ago2016
Espero en una ventanilla del IMSS en una de las dos únicas sillas que hay. Un viejillo de bastón se apura dando pasitos para ganarse la otra y se desploma en ella. Cuando recupera el aliento me examina de arriba a abajo, me toca el brazo y me pregunta ¿Clinton o Trump? . Me repite lo que sabe del origen de Melania "vi en CNN que es rusa o eslovenia y eso lo va a perjudicar", Mi acento guacho lo intriga y empieza a preguntarme dónde vivo y de dónde soy. Llega mi turno y eso me salva de contestarle

8Ago2016
Chiste yuca, contado por el señor de la tlapalería a sus clientes: una fondita se anunciaba "Coma como en su casa". Llegó una señora a comer y se puso regañar a todos.

Otro chiste yuca contado por el señor de la tlapalería la segunda vez que fuí a buscar unos clavos que no había. Me muestra el encabezado del periódico que se refiere al ciclón: "Se aleja el desastre". Yo creí -dice- que ya se iba Peña Nieto. 

 

martes, 6 de septiembre de 2016

ORIGEN DE LA PALABRA 'NACO'

Origen de la palabra 'Naco' . La escuché por primera vez siendo estudiante de ingeniería en la iberoamericana, en 1965. Un grupito de mis compañeros medio amanerados la usaban para referirse a lo mexicano de mala calidad en contraste con lo extranjero, de buena. Por esos días lo 'hecho en México' era garantía de corrientada que no dura, como muchos años después fue lo hecho en China. Supuse que 'naco' venía de la abreviatura de nacional: nac
 
Después fui mecánico de los que andan en las azoteas arreglando los aires acondicionados. Me llamó la atención que mis compañeros trabajadores insultaban a los albañiles diciéndoles nacos o nahuales. Supuse que naco era una deformación de nahual, usada en lugar de nahua, usada en lugar de indio como insulto clasista heredado de los criollos españoles. Me sorprendió que los mecánicos, a quienes yo hubiera considerado nahuales, insultaran así a los albañiles.
 
¡Oh, sorpresa! En algún cuento de Rojas González un personaje usa la palabra naco y la nota al pie nos explica que naco quiere decir 'indio' en idioma otomí.
 
Después, por supuesto, está Luis de Alba que se hizo famoso con dos chistes: el odio jarocho y el desprecio a los nacos que fueron los poco educados con mal gusto; enseñó al país, en cadena nacional, cómo usar esa palabra.
 
Dos círculos se cerraron: El cómico se presentaba como chico de la Ibero, que yo fuí. Y la abreviatura de nacional sonaba como la palabra otomí 'naco' que produce aliteración con nahua y nahual.
 
Así que según mis etimologías caseras, esos círculos refuerzan la muy criolla connotación despectiva hacía los indios nahuales, nahuas, mal educados nacos.

lunes, 23 de mayo de 2016

Glosa del cuento 'La Cuesta de las Comadres' de Rulfo

'La Cuesta de las Comadres' se entiende mejor cómo si fueran dos cuentos distintos apenas unidos por la continuidad del personaje narrador y por el hecho de que quienes mueren en el segundo cuento, los difuntos Torricos, son los personajes del primero. Pero nada perdería ninguno de los dos cuentos si quienes murieran en el segundo fueran otros personajes.

Los glosaré por separado. El primer cuento terminaría con la línea: "De ese modo fue como supe qué cosas iban a espiar todas las tardes los Torricos, sentados junto a mi casa de la Cuesta de las Comadres."

La siguiente línea: "A Remigio Torrico yo lo maté" sería el inicio del segundo cuento.

¿Cuál es el problema o situación difícil en el primer cuento? Los pobladores de la Cuesta viven en terrenos y casas propiedad de dos bandidos, los Torricos, quienes no sólo asaltan a los arrieros que pasan cerca sino que roban lo que les gusta de quienes viven ahí.

¿Qué hacen frente al problema? Los habitantes simplemente se van, desaparecen sin avisar. El lugar se va despoblando. El narrador-participante se gana la amistad de los Torricos y les ayuda en un robo.


Escenario: Los Torricos se han ido apoderando de los terrenos y de las casas de la Cuesta que al principio se habían repartido entre sesenta personas. Tenían enemigos tanto entre la gente de la Cuesta, que les teme, como en Zapotlán. Desde lo alto de la cuesta, en la casa del narrador, espiaban los movimientos de las posibles víctimas.

Acción: El narrador ayuda a los Torricos a llevar mercancía robada de un arriero que fue asesinado. De ese modo se entera de lo que hacen ellos cuando van a espiar a su casa.

La tensión narrativa se genera por la información que poco a poco nos va dando el autor. De entrada nos dice que algo malo pasó: "Los difuntos Torricos siempre fueron buenos amigos míos". El adjetivo 'difuntos' crea inmediatamente el interés del lector. Quite ese adjetivo y el inicio del cuento se desinfla.

Luego nos vamos enterando:
"a nadie...nos pudieron ver con buenos ojos los de Zapotlan"
"Seguido había desavenencias."
"La cuesta de las Comadres se había ido deshabitando"
"Es seguro que les sobraban ganas de pelearse con los Torricos para desquitarse de todo el mal que les habían hecho; pero no tuvieron ánimos"
"Sólo después supe que no pensaban eso" (ir a pasear a Zapotlán)
"Entonces la gente se apuraba a esconder otra vez sus cosas"
"Yo iba un poco asustado"
"Ése... parece estar muerto o algo por el estilo"

Cada una de esas frases genera preguntas y curiosidad en el lector. Ahí está mucho del éxito de la narración.

En el 'segundo' cuento:
¿Cuál es el problema o situación difícil? Remigio Torrico acusa al narrador de haber matado a su hermano Odilón.

¿Qué hace frente al problema? Escucha las acusaciones, conserva la calma,  mata al acusador con una aguja de arria.

Escenario: Alguien mató a Odilón Torrico. Hay evidencias que apuntan a que el narrador es el asesino. Los dos hermanos tenían muchos enemigos.

Acción: Remigio se presenta y acusa al narrador quien, después de matarlo, le explica cómo fue que murió Odilón.

La tensión se crea desde la primera línea: "A Remigio Torrico yo lo maté". Desde el principio Rulfo nos dice el final, pero el lector quiere saber cómo enfrentó al bandido, cómo sortea el narrador las acusaciones y quién mató a Odilón.

La tensión crece con líneas como:
"Ha de haber andado borracho. Se me puso enfrente y se bamboleaba..."
"A mi me gustan las cosas derechas... he venido aquí a enderezarlas."
"Supe cómo me echaba a mí la culpa de haber matado a su hermano."

Hay dos momentos en los que Rulfo nos deja ver los valores que rigen la vida en esa comunidad. En el primero habla Remigio "Odilón y yó éramos sinvergüenzas y lo que tu quieras, y no digo que no llegamos a matar a nadie; pero nunca por tan poco." Remigio reconoce cierta conciencia de actuar mal, de ser delincuente. Admite muy sesgadamente haber matado (no digo que no) pero lo que lo redime es "nunca por tan poco". Es malo matar, pero es peor hacerlo por poco.

En el otro momento, es el narrador quien habla después de haber matado a Remigio: "Mira Remigio, me has de dispensar, pero yo no maté a Odilón". Es un acto de cortesía pedir dispensa por contradecir. Se puede matar a alguien, pero no faltarle al repeto. (Esta cortesía con los asesinados vuelve a aparecer en El Hombre)

Esos detalles del lenguaje de los personajes nos revelan el alma de la sociedad en la que viven.

Hay una historia oculta en esta narración, lo que Rulfo quiere decir a sus lectores: La descripción de la vida en esas regiones sin más ley que la del más fuerte, quien abusa y despoja a quienes no tienen ánimo de enfrentarlo y se resignan o huyen.

Ahí están las lecciones de La Cuesta de las Comadres para los escritores principiantes. 



domingo, 22 de mayo de 2016

Glosa del cuento 'Nos han dado la tierra', de Juan Rulfo

¿Qué le diríamos a Juan Rulfo si presentara 'Nos han dado la tierra' en un taller de cuento?

A ver, Juanito, tu cuento trata de cuatro campesinos pobres que han caminado todo el día bajo el rayo del sol recorriendo el llano pedregoso y seco de la tierra que les dió el gobierno. Al final del día llegan al pueblo y se acaba el cuento.

¿Cuál es problema o conflicto? Que la tierra que les dieron no sirve para sembrar. La que ellos querían, más baja y cerca del río, alguien más se la quedó.

¿Qué hacen ante ese problema? Nada. Se resignan o se autoengañan pensando que para algo les ha de servir. Intentaron discutir con el delegado del gobierno que se burló de ellos y les pidió que escribieran su queja.

¿Cuál es el escenario? El reparto agrario mexicano, probablemente el Cardenista en la década de 1930. Los personajes, campesinos pobres, anduvieron armados en alguno de los muchos movimientos que hubo en la región de Jalisco-Colima-Michoacán. Pudo ser la lucha agrarista, el movimiento cristero o una banda armada cualquiera. El gobierno combatió los latifundios y organizó la repartición de tierras.

¿Cuál es la acción? No pasa nada en tu cuento, Juanito. Sólo caminan y llegan al pueblo. Pero hay una historia oculta: lo mal que salió el reparto agrario.

Lo que está muy bien es tu descripción del escenario en boca de uno de los protagonistas que nos engancha desde el principio. Poco a poco nos vas dando detalles que mantienen la curiosidad del lector y nos permiten conocer algo de la historia y los anhelos de estos personajes. Tu narración nos despierta la simpatía por los campesinos sin tierra y nos indigna contra el delegado gubernamental. Nos dejas una sensación de injusticia y cierto enojo por la resignación de los protagonistas. Queremos que tomen las armas otra vez y se rebelen.

La gallina de Esteban parece ser una ocurrencia de último momento pero nos ilustra sobre la miseria en la que viven. No es que Esteban lleve una de sus gallinas, sino su gallina. Toda su riqueza es una gallina.

sábado, 21 de mayo de 2016

Lecciones de Juan Rulfo para aprender a escribir

Releo 'El llano en llamas' con ánimo de descubrir sus secretos, su trama, sus costuras y sus trucos, para aprovecharlos y mejorar mi propia escritura. Si en algo coinciden quienes aconsejan a los principiantes en la escritura de ficción es en que para aprender a escribir se debe escribir y leer mucho. Leer, sobre todo, a los autores que nos gustan y tomarlos de modelo; copiarles pues.

¿Qué puede aprender de Juan Rulfo un autor de cuentos novato como yo? Ire poniendo aquí mis reflexiones para ayudar a mi memoria y a quien quiera leerlas.

La primera lección es que los cuentos de Rulfo difícilmente se ajustan a las definiciones o descripiciones de lo que es o debe ser un cuento.

"En un cuento hay un conflicto o problema que los protagonistas deben resolver." Eso no sucede en la mayoría de los cuentos de "El llano en llamas".

"Un cuento nos presenta a personas ordinarias en situaciones extraordinarias." Tampoco. Más bien Rulfo nos presenta personas ordinarias en sus situaciones ordinarias que a los lectores urbanos nos resultan sorprendentes.

 "Un cuento produce tensión creciente que al final se resuelve". Eso sí sucede en muchos, pero no en todos los cuentos de Rulfo.

Leo la edición de Editorial RM al cuidado de la Fundación Juan Rulfo impreso en Enero de 2016. ISBN 978-968-5208-58-1.

La contraportada nos informa de tres periodos en la escritura de los cuentos que integran "El llano en llamas"

Primer periodo, a partir de 1945 hasta no más de 1952.
-Nos han dado la tierra
-Macario
-Es que somos muy pobres
-La cuesta de las comadres
-Talpa
-El llano en llamas
-Diles que no me maten

Segundo periodo, 1952-1953
-El hombre
-En la madrugada
-Luvina
-La noche que lo dejaron solo
-Paso del norte
-Acuérdate
-No oyes ladrar a los perros
-Anacleto Morones

Tercer periodo, 1955
-La herencia de Matilde Arcangel
-El día del derrumbe.

Una característica digna de imitación en estos cuentos es difícil de ver en una lectura rápida porque 'la vista se resbala' sin darse cuenta. Se trata de la gran cantidad de analogías y comparaciones que hace Rulfo para mostrarnos cómo son las cosas. Casi en cualquier párrafo al azar encontramos una o más. Van algunos ejemplos:

-"...se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza."
-"... mirando para allá sin cansarse, como si el lugar este le sacudiera los pensamientos..."
-"...todo nuevo de nueva cuenta como un campo recién llovido."
-"...sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol de mediodía,"
-"...un polvo blanco como tamo de maíz,.."
-"...igual que si fuéramos un hervidero de gusanos apelotonados."
-"... un olor agrio como de animal muerto."
-"... soltaba su ataque de hipo, que parecía como si se estuviera riendo y llorando a la vez,.."

Creo que los autores novatos podemos mejorar nuestra escritura copiando de Rulfo este tipo de comparaciones que enriquecen cualquier decripción, como si fuéramos sus alumnos.

Mucho del encanto de los cuentos viene de las cosas sorprendentes que hacen algunos personajes y que son narradas con toda naturalidad por ellos mismos, tales como:
-Hablarle a los animales
-Disculparse por matar con tanta prisa
-Dar explicaciones a quien se acaba de matar
-Llevar la gallina consigo para no dejarla sola
-Quitarse la camisa para que se vaya el susto.
-Dejar mamar al becerro y luego patearle la cabeza hasta matarlo

Un mérito narrativo que podemos tomar como modelo  consiste en que poco a poco, con esos detalles sorprendentes nos va revelando las creencias, los valores, las costumbres de los habitantes de la región ubicada entre Jalisco y Colima. Implica, desde luego, que el escritor que quiera copiar esa característica de Rulfo debe conocer bien a sus personajes.

Podemos analizar el contenido de un cuento cualquiera usando dos categorías cuyos límites no siempre son claros: 1) El escenario y 2) la acción de los personajes.

En el escenario se incluye no sólo el ambiente físico en el que sucede el relato sino también la historia de los personajes, sus deseos, sus creencias. En la acción se incluye lo que los personajes hacen y dicen, lo que les sucede, sus emociones, la anécdota que se narra, el conflicto que se resuelve.

Algunos de los cuentos de Rulfo, sobre todo los del primer periodo señalado arriba, están dedicados casi totalmente a la descripción del escenario. Las acciones o anécdotas son insignificantes, apenas un pretexto para la descripción. Es el caso de Nos han dado la tierra, Es que somos muy pobres, El llano en llamas, En la madrugada, Luvina.  Aquí está la lección más difícil de imitar: hacer que lo interesante de un cuento sea el escenario en el que casi no pasa nada nada.

En otros cuentos la acción o anécdota narrada es preponderante. Es el caso de La cuesta de las comadres, Diles que no me maten, Anacleto Morones, El día del derrumbe, La herencia de Matilde Arcangel.

¿Cómo genera Rulfo la tensión esencial para cualquier cuento sin la cuál el lector no pasaría del segundo párrafo? Desde la primera frase nos dice algo que nos intriga y nos hace preguntar qué pasa aquí. Ejemplos de inicios intrigantes:
-"Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra...se oye el ladrar de los perros" (Nos han dado la tierra)
-"Los difuntos Torricos siempre fueron buenos amigos míos." (La cuesta de las comadres)
-"¡Diles que no me maten, Justino!". (Diles que no me maten)

Cada uno de esos arranques genera preguntas en el lector. De entrada plantea una situación difícil. Luego, Rulfo mantiene el interés del lector dando poco a poco nueva información que nos genera nuevas preguntas. En 'Nos han dado la tierra' al avanzar en la lectura nos vamos enterando de que "Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros..."; "Somos cuatro... hace rato éramos veintitantos pero...se han ido desperdigando"; "Antes andábamos a caballo y traíamos terciada la carabina"; "Por acá...lo matan a uno sin avisarle". Luego aparece la extraña gallina de Esteban.

La lección para el escritor novato es asegurarse de que la primera frase de su cuento intrigue al lector y luego ir añadiendo detalles, del escenario o de la acción, que sorprendan o que generen nuevas preguntas.

Hay otras lecciones que aprender de cada cuento en particular. Las iré poniendo como entradas independientes.

viernes, 13 de mayo de 2016

TODO CABE EN UN CURRICULUM



Los bajos sueldos de los maestros universitarios han hecho que compitan entre ellos viendo quién tiene más curriculum. Los aumentos, las bonificaciones, las recategorizaciones, y las otras migajas que les tiran a los profesores se ganan por tener mucho currículum.

El currículum es un listado que cada quien hace de sus propios méritos. Ahí enumera los estudios que ha hecho, los lugares en que ha trabajado, lo que ha escrito, los cursos que ha tomado, y cualquier otra cosa que le pueda favorecer. Siempre que hay un beneficio disponible, los profesores entregan sus currículos. Una comisión evalúa los meritos de cada aspirante y decide 'por currículum' a quien le toca el premio.

Claro que cada quien tiene que demostrar los méritos que se atribuye. Para esto se inventaron las constancias. Las constancias son cualquier documento, diplomas o papeles membretados firmados por alguien, en el que 'se hace constar que el Sr(a) _________ participó en el curso de _____ con más del 80% de asistencias'.

Un currículum sin sus respectivas constancias no vale nada. Por esta razón, los profesores las atesoran como si fueran estampitas. Y no quieren hacer nada si no les dan constancia. Que se ofrece un curso sobre la Secta de los Impacientes. Bueno, si dan constancia, yo voy. Que esto no tiene que ver con tu especialidad. No le hace.

La sed de constancias es tal que los pobres profesores ponen hasta copias de los gafetes que les dan para entrar a las conferencias; y aún fotocopias de los boletos que tuvieron que pagar para el evento. Hubo uno que entregó fotografías en las que se le ve muy atento en un curso de capacitación.

Ninguno quiere desperdiciar su tiempo asistiendo a cursos en los que no dan constancia. Tampoco a los que tienen duración menor de 40 horas. Es que han oido decir que las comisiones evaluadoras de currículos no toman en cuenta cursos breves. No importa que el curso sea valioso, si no cuenta para el currículum, no lo toman.

En los países civilizados también evalúan a los profesores por su curriculum; pero lo único que cuenta son los libros y los artículos publicados. Aquí, como los profesores no pueden escribir ni tienen dónde publicar, casi lo único que cuenta son los cursos y conferencias que han escuchado (si es que les dan constancia).

A la hora de evaluar los méritos de un profesor, lo que ha hecho o dicho importa menos que los cursos a los que atiende. El aplastante 'publica o perece' de las universidades del primer mundo, se cambió por el cómodo 'atiende y asciende'.

Un profesor que logra interesar a los alumnos en su materia se gana el respeto de sus colegas. Lo mismo un profesor que dedica tiempo extra a convivir con los estudiantes. Pero de esto nadie da constancias con valor curricular. Los profesores que disfrutan del conocimiento y sienten placer por aprender son bobos que no piden constancias; y son también los mejores profesores.

Hay algo perverso en el supuesto de que quién ha tomado más cursos y asistido a más conferencias merece más oportunidades y estímulos. La calidad de los profesores se demuestra en las clases que da, no en las que toma; con los estudiantes que forma, no con los conferencistas que escucha. Mucho menos se demuestra con los kilos de constancias que ha sabido acomodar en su currículum.

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Publicado en: Periódico Cambio de Michoacán Morelia, Mich.
Fecha de publicación: 31/01/96
Comentario del autor: Siempre me molestó la apetencia por las constancias entre los universitarios. Pero son las autoridades universitarias quienes la fomentan tomándolas en cuenta a la hora de los ascensos. El lapidario "publish or perish" de los norteamericanos me parece una política más sensata para valuar a los profesores de nuestras universidades.
Mi amigo, el ingenioso Rolando Cárdenas, completo el refrán: Todo cabe en un currículum, sabiéndolo presentar.
P.S. Diciembre 2004: La apetencia por las constancias, también llamadas 'estampitas' o 'panchólares', continúa. De hecho, algunas universidades han establecido normas sobre cuántas estampitas deben juntar los profesores anualmente. Quizá esa sea la única alternativa razonable en un medio académico caracterizado por la escasa producción escrita.