Las gentes del pueblo, molestas con ese hombre que les incomodaba, le dijeron airadas:
-Tú no eres humanista como dices porque estás contra nuestra libertad de creencias y de culto. Sal de nuestro pueblo antes de que te lapidemos.
Respondió el humanista:
-Se equivocan. No estoy contra la libertad de culto, estoy contra el culto. No estoy contra la libertad de creencias, estoy contra las creencias.
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