lunes, 12 de enero de 2015
LAS NARANJAS (Cuento)
Eran un matrimonio joven. Se podría decir que recién casados. Tenían un hijo chico, sí, pero aún se esforzaban por adaptarse uno al otro y veían el futuro con optimismo. Ese día, tuvieron el siguiente diálogo:
-¿Trajiste el costal de naranjas que te pedí para el jugo del niño?
-Sí, querida, ahí está.
-¿Lo compraste en La Jarochita?
-No, encontré otra frutería más cerca.
-Te dije que lo compraras en La Jarochita. Ahora a ver cómo salen éstas.
-Yo las veo buenas.
-Tú todo lo ves bueno mientras te quede cómodo ¿Dónde las compraste?
-Ya te lo dije, en una frutería que vi en el camino.
-¿En cuál?
-Aquí en la avenida...
-¿La que está cerca de la gasolinera junto a la carnicería?
-No se cuál carnicería pero sí hay una gasolinera por ahí.
-¿O la que está ya de este lado?
-¿Qué importa cuál? Ahí están las naranjas, mujer.
-A ti nada te importa. ¿Por qué no las compraste en La Jarochita?
-Ya te lo dije, hombre.
-¿Cuánto te costó el costal?
-Treinta.
-Te vieron la cara. En La Jarochita lo compré a veinticinco la última vez.
-A la mejor ya subieron, depende de...
-Este costal está más chico que los de La Jarochita
-Todos los costales son iguales, hombre.
-Estas naranjas no están buenas.
-Pruébalas, a ver. Todas las naranjas...
-No necesito probarlas, nomás de verlas ya sé.
-¿Ya viste que no están buenas? ¿Tienes vista de rayos X?
-Mira, ni jugo tienen. A ver... Como que ya se empiezan a pasar. Prueba.
-Este jugo me sabe bueno.
-Están muy sucias de tierra. Tengo que lavarlas bien antes de exprimirlas. Si las hubieras traído de La Jarochita, no tendría yo que trabajar tanto. Pero se te hizo fácil comprarlas de la primera frutería cochina que encontraste.
-Pues ya ni modo. Para otra vez vas y las compras donde veas que estén jugosas, maduras y purificadas.
-Aunque te burles, en La Jarochita siempre están buenas. ¿Por qué no las compraste ahí?¿No te importa la salud de tu hijo?
-El otro día dijiste que estaban horribles.
-Pero te tomaste el jugo ¿no?
-¿Y eso qué?
-¿Cómo que qué? No hiciste lo que te dije nomás por no dar la vuelta. Dime dónde las compraste para no regresar. ¿En la que está por la farmacia o ya de regreso?
-¡Ya basta!
- No te vayas. Llévale su jugo al niño, a ver si quiere tomarlo. Si no...
-Me lo tomo yo. ¡Chihuahua!
Ese fue el día de su transición abrupta de recién casados a matrimonio viejo. Hoy les dejaron a los nietos a dormir. El diálogo anterior está a punto de repetirse porque los niños quieren desayunar jugo de naranja.
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Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar--Bueno; buen texto.
ResponderEliminar--Irritante.
--Por eso, precisamente, buen texto.
--Hiperrealista, crudo, simple.
--No vuelvo a repetirlo: por eso, precisamente, bueno.