En este texto propongo y justifico la creación de un número limitado de escuelas publicas que, en plan piloto o experimental, funcionen sin las restricciones o normas que la SEP impone a las escuelas tanto públicas como particulares.
El mayor impedimento para la reforma educativa que se está intentando en estos días y que parece destinada a naufragar es el gigantismo tanto de la SEP como del Sindicato de maestros. La SEP no puede normar y vigilar el funcionamiento de todas las escuelas que existen en el país. Su intento de hacerlo se traduce en ineficiencia y altos costos para todos los involucrados: las escuelas particulares, por ejemplo, deben tener uno o dos empleados dedicados de tiempo completo a los trámites y actividades que requiere la SEP, esto hace que aumenten las colegiaturas.
El SNTE y su actual fuerza de choque, la CNTE, se opondrá con la fuerza de sus cientos de miles de agremiados a cualquier disminución de sus privilegios, de sus ingresos y de su control de lo que sucede en las escuelas.
El gobierno federal lucha en varios frentes simultáneos: contra el crimen organizado, contra sindicatos, contra su propia corrupción y contra quienes se oponen a sus reformas propuestas (energética,de comunicaciones, fiscal, educativa, política, electoral) y no cuenta con la confianza y el respaldo popular para ganar sus batallas. No se puede esperar mucho de la reforma educativa que se procesa actualmente.
En Oaxaca algunos de grupos de padres de familia han intentado tomar las escuelas, contratar maestros y hacerse cargo de la educación de sus propios hijos, pero los intereses coordinados de SEP y SNTE lo han impedido. ¿Por qué no permitir, y propiciar, que los padres de familia y otros grupos interesados manejen algunas escuelas como mejor les parezca y financiados con dinero público? El resultado educativo difícilmente será peor que lo que tenemos ahora y con toda probabilidad será mejor. ¿Por qué no permitir y reconocer estudios realizados fuera del control y de la normatividad de la SEP? Debería bastar que los alumnos aprobaran los exámenes de la SEP para que ésta emitiera los certificados correspondientes.
Unas pocas escuelas que en plan experimental pudieran decidir sus propios métodos educativos, sus textos, sus maestros, sus contenidos, sus horarios, cuyos estudios fueran revalidados por la SEP mediante exámenes. Estas escuelas podrían abrir caminos nuevos para la educación mexicana. Y, lo más importante, podrían elevar el nivel educativo del país. Los resultados de estas escuelas experimentales serían los mejores argumentos para las reformas subsecuentes.
Las escuelas propuestas tienen tres características claves: trabajar en plan experimental, financiadas por dinero público y libres de las férulas de la SEP y SNTE. Serían manejadas por asociaciones y grupos interesados: padres de familia, grupos de educadores, universidades y escuelas normales, ONGs, particulares, y aún dependencias municipales o estatales.
El esfuerzo de asociaciones particulares como Mexicanos Primero muestra que la sociedad está dispuesta a hacerse cargo de su propia educación. Ante la parálisis educativa, ante tantos intereses contrapuestos, es hora de probar nuevas alternativas.
Me parece una buena alternativa.
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