Es un error escribir una columna de opinión en el periódico como si fuera un ensayo literario. La columna de opinión debe indicar desde el principio cuál es su tema y cuál es la tesis del autor, sin suponer que el lector está bien enterado del tema ni que sabe en qué está pensando el autor. Luego, en los párrafos posteriores se dan datos y argumentos en favor de la tesis propia y en contra de otras posibles tesis. En el último párrafo se da una conclusión o resumen.
El lector de diarios siempre tiene prisa. Las columnas de opinión se encuentran rodeadas de otras que compiten por la atención del lector. Si un opinador inicia con un rodeo antes de llegar a su tema se arriesga a que el lector, que todavía no sabe de que se trata la columna, desvíe su mirada hacia otros textos.
Al confundir columna de opinión con ensayo literario, los autores quieren matar dos pájaros de un tiro: dar su opinión y engrosar su currículo o, cuando menos, tener material nuevo para incluir en su siguiente libro. El resultado más probable es que no consiga ninguna de las dos cosas. Las opiniones deben ser oportunas; en un libro posterior no se sabrá de qué trataban. Los ensayos literarios deben ser inoportunos para tener larga vida.
Los argumentos sin datos no sirven de mucho. Es fácil construir argumentos a favor o en contra de cualquier proposición. Si un autor quiere que sus opiniones sean tomadas en cuenta, hará bien en confiar más en sus datos que en sus silogismos. Aquí y aquí se pueden encontrar evidencias de la irrelevancia de argumentar sin datos, aun en el caso de los más doctos opinadores. Es casi divertido comprobar cómo las predicciones de los expertos argumentadores casi nunca se cumplen.
Los datos para apoyar la argumentación no tienen que ser investigaciones científicas. Pueden ser datos históricos, comunicaciones de otros expertos, anécdotas ilustrativas, estudios anteriores, etc. La erudición literaria y filosófica de la que algunos opinadores presumen no sustituye a los argumentos basados en datos
Finalmente, en el periódico los textos de cuatro o cinco párrafos tienen muchas más probabilidades de ser leídos que los largos. Sea breve.
Mtro. Guillermo me da gusto que haya desempolvado su blog. Es un gusto leerle, pero en especial agradezco aprender a través de ud.
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