Según las noticias, a Juan Pablo II ya sólo le falta un milagro para que lo declaren santo y se siente al lado de Julio Cesar y Octavio Augusto Cesar quienes no sólo fueron declarados divinos por los pontífices romanos sino que hasta su mes del calendario les dedicaron: Julio y Agosto.
Yo fui testigo de este milagro de Juan Pablo II, ahí les va para ver si cuenta. En su segunda ¿o tercera? visita al DF, como a las dos de la tarde mientras el Papa decía su misa en el Zócalo, o por ahí, yo salí de Tlalnepantla con rumbo al altillo donde vivía. Un viaje que normalmente lleva una hora y media o más. Pero ese día, milagrosamente tardé solo unos 20 minutos porque el periférico y todo el DF estaba vacío; tan vacío como en semana santa.
Así sucedió; todavía no me lo explico. Espero que lo tomen en cuenta y a la mejor hasta le cambian el nombre a Septiembre.
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