A primera vista la ópera es un fenómeno artístico extraño ¿Por qué la gente tendría que comunicarse cantando? Para responder, la clave está en lo que tantas veces repite Margarita López Cano: "La voz humana es el instrumento que mejor transmite el sentimiento y las emociones". En la ópera la voz no es un instrumento más, es el instrumento central de la expresión artística. La ópera no es un diálogo de los personajes sino de emociones y sentimientos.
La ópera no es una colección de cantos más o menos bonitos pegados por el libreto. Las arias, los duetos y todos los cantos operísticos deben oírse en su contexto dramático, trágico o cómico, para entenderlos y disfrutarlos. Escucharlos como piezas sueltas en una colección o antología puede resultar interesante si se conoce la obra y se puede relacionar la pieza con el tema original, o puede resultar un sufrimiento si se desconoce el contexto. No obstante muchas arias son tan hermosas que sobreviven fuera de su contexto original. Así, el coro de Nabuco no sólo es una pieza muy disfrutable fuera de contexto; es la expresión de la tristeza de los prisioneros y la nostalgia por la patria lejana.
En la ópera, la música de la orquesta, cumple una función semejante a la música de las películas: acompaña la acción, da el tono emocional del momento y advierte de lo que se aproxima. Puede retratar la intimidad de los personajes, sus dudas y miedos que no se expresan en las palabras. La música hace que el espectador intuya lo que los personajes ignoran. Como en las telenovelas, la emoción y el interés se deriva de que los espectadores saben algo que los personajes no. Por medio de la orquesta, el autor le habla a los espectadores sin que los personajes se enteren. En Carmen, en La Traviata, con toda claridad, la música nos anticipa la tragedia de los protagonistas y nos hace verlos como marionetas que no pueden escapar a su destino.
La ópera se puede disfrutar en muchas capas. Lo primero es entender el argumento, por eso es una gran ventaja que se tengan subtítulos que permitan entender lo que dicen los personajes. Luego está el espectáculo visual: el vestuario, la escenografía, la recreación de la época. Luego la música. Luego el canto, escuchando cada pieza por sí misma. Luego el diálogo de emociones y sentimientos y finalmente el drama como pieza integra.
Como manifestación artística, la ópera no es más extraña que la poesía o la pintura. La ópera es, al igual que todas las artes, una especie de destilado o abstracción de ciertos aspectos de la existencia humana que se presentan, digamos, sin impurezas.
La ópera ciertamente no es más extraña que otras formas artísticas, y creo que es incluso más rica y completa que otras. Es un género que reúne muy diversas disciplinas en un solo espectáculo, y para mí es un manjar para los sentidos, no solamente el oído. Me agradó tu reflexión y quizá en alguna ocasión podamos intercambiar puntos de vista. Un saludo.
ResponderEliminar-Alfredo