'La Cuesta de las Comadres' se entiende mejor cómo si fueran dos cuentos distintos apenas unidos por la continuidad del personaje narrador y por el hecho de que quienes mueren en el segundo cuento, los difuntos Torricos, son los personajes del primero. Pero nada perdería ninguno de los dos cuentos si quienes murieran en el segundo fueran otros personajes.
Los glosaré por separado. El primer cuento terminaría con la línea: "De ese modo fue como supe qué cosas iban a espiar todas las tardes los Torricos, sentados junto a mi casa de la Cuesta de las Comadres."
La siguiente línea: "A Remigio Torrico yo lo maté" sería el inicio del segundo cuento.
¿Cuál es el problema o situación difícil en el primer cuento? Los pobladores de la Cuesta viven en terrenos y casas propiedad de dos bandidos, los Torricos, quienes no sólo asaltan a los arrieros que pasan cerca sino que roban lo que les gusta de quienes viven ahí.
¿Qué hacen frente al problema? Los habitantes simplemente se van, desaparecen sin avisar. El lugar se va despoblando. El narrador-participante se gana la amistad de los Torricos y les ayuda en un robo.
Escenario: Los Torricos se han ido apoderando de los terrenos y de las casas de la Cuesta que al principio se habían repartido entre sesenta personas. Tenían enemigos tanto entre la gente de la Cuesta, que les teme, como en Zapotlán. Desde lo alto de la cuesta, en la casa del narrador, espiaban los movimientos de las posibles víctimas.
Acción: El narrador ayuda a los Torricos a llevar mercancía robada de un arriero que fue asesinado. De ese modo se entera de lo que hacen ellos cuando van a espiar a su casa.
La tensión narrativa se genera por la información que poco a poco nos va dando el autor. De entrada nos dice que algo malo pasó: "Los difuntos Torricos siempre fueron buenos amigos míos". El adjetivo 'difuntos' crea inmediatamente el interés del lector. Quite ese adjetivo y el inicio del cuento se desinfla.
Luego nos vamos enterando:
"a nadie...nos pudieron ver con buenos ojos los de Zapotlan"
"Seguido había desavenencias."
"La cuesta de las Comadres se había ido deshabitando"
"Es seguro que les sobraban ganas de pelearse con los Torricos para desquitarse de todo el mal que les habían hecho; pero no tuvieron ánimos"
"Sólo después supe que no pensaban eso" (ir a pasear a Zapotlán)
"Entonces la gente se apuraba a esconder otra vez sus cosas"
"Yo iba un poco asustado"
"Ése... parece estar muerto o algo por el estilo"
Cada una de esas frases genera preguntas y curiosidad en el lector. Ahí está mucho del éxito de la narración.
En el 'segundo' cuento:
¿Cuál es el problema o situación difícil? Remigio Torrico acusa al narrador de haber matado a su hermano Odilón.
¿Qué hace frente al problema? Escucha las acusaciones, conserva la calma, mata al acusador con una aguja de arria.
Escenario: Alguien mató a Odilón Torrico. Hay evidencias que apuntan a que el narrador es el asesino. Los dos hermanos tenían muchos enemigos.
Acción: Remigio se presenta y acusa al narrador quien, después de matarlo, le explica cómo fue que murió Odilón.
La tensión se crea desde la primera línea: "A Remigio Torrico yo lo maté". Desde el principio Rulfo nos dice el final, pero el lector quiere saber cómo enfrentó al bandido, cómo sortea el narrador las acusaciones y quién mató a Odilón.
La tensión crece con líneas como:
"Ha de haber andado borracho. Se me puso enfrente y se bamboleaba..."
"A mi me gustan las cosas derechas... he venido aquí a enderezarlas."
"Supe cómo me echaba a mí la culpa de haber matado a su hermano."
Hay dos momentos en los que Rulfo nos deja ver los valores que rigen la vida en esa comunidad. En el primero habla Remigio "Odilón y yó éramos sinvergüenzas y lo que tu quieras, y no digo que no llegamos a matar a nadie; pero nunca por tan poco." Remigio reconoce cierta conciencia de actuar mal, de ser delincuente. Admite muy sesgadamente haber matado (no digo que no) pero lo que lo redime es "nunca por tan poco". Es malo matar, pero es peor hacerlo por poco.
En el otro momento, es el narrador quien habla después de haber matado a Remigio: "Mira Remigio, me has de dispensar, pero yo no maté a Odilón". Es un acto de cortesía pedir dispensa por contradecir. Se puede matar a alguien, pero no faltarle al repeto. (Esta cortesía con los asesinados vuelve a aparecer en El Hombre)
Esos detalles del lenguaje de los personajes nos revelan el alma de la sociedad en la que viven.
Hay una historia oculta en esta narración, lo que Rulfo quiere decir a sus lectores: La descripción de la vida en esas regiones sin más ley que la del más fuerte, quien abusa y despoja a quienes no tienen ánimo de enfrentarlo y se resignan o huyen.
Ahí están las lecciones de La Cuesta de las Comadres para los escritores principiantes.
lunes, 23 de mayo de 2016
Glosa del cuento 'La Cuesta de las Comadres' de Rulfo
domingo, 22 de mayo de 2016
Glosa del cuento 'Nos han dado la tierra', de Juan Rulfo
¿Qué le diríamos a Juan Rulfo si presentara 'Nos han dado la tierra' en un taller de cuento?
A ver, Juanito, tu cuento trata de cuatro campesinos pobres que han caminado todo el día bajo el rayo del sol recorriendo el llano pedregoso y seco de la tierra que les dió el gobierno. Al final del día llegan al pueblo y se acaba el cuento.
¿Cuál es problema o conflicto? Que la tierra que les dieron no sirve para sembrar. La que ellos querían, más baja y cerca del río, alguien más se la quedó.
¿Qué hacen ante ese problema? Nada. Se resignan o se autoengañan pensando que para algo les ha de servir. Intentaron discutir con el delegado del gobierno que se burló de ellos y les pidió que escribieran su queja.
¿Cuál es el escenario? El reparto agrario mexicano, probablemente el Cardenista en la década de 1930. Los personajes, campesinos pobres, anduvieron armados en alguno de los muchos movimientos que hubo en la región de Jalisco-Colima-Michoacán. Pudo ser la lucha agrarista, el movimiento cristero o una banda armada cualquiera. El gobierno combatió los latifundios y organizó la repartición de tierras.
¿Cuál es la acción? No pasa nada en tu cuento, Juanito. Sólo caminan y llegan al pueblo. Pero hay una historia oculta: lo mal que salió el reparto agrario.
Lo que está muy bien es tu descripción del escenario en boca de uno de los protagonistas que nos engancha desde el principio. Poco a poco nos vas dando detalles que mantienen la curiosidad del lector y nos permiten conocer algo de la historia y los anhelos de estos personajes. Tu narración nos despierta la simpatía por los campesinos sin tierra y nos indigna contra el delegado gubernamental. Nos dejas una sensación de injusticia y cierto enojo por la resignación de los protagonistas. Queremos que tomen las armas otra vez y se rebelen.
La gallina de Esteban parece ser una ocurrencia de último momento pero nos ilustra sobre la miseria en la que viven. No es que Esteban lleve una de sus gallinas, sino su gallina. Toda su riqueza es una gallina.
A ver, Juanito, tu cuento trata de cuatro campesinos pobres que han caminado todo el día bajo el rayo del sol recorriendo el llano pedregoso y seco de la tierra que les dió el gobierno. Al final del día llegan al pueblo y se acaba el cuento.
¿Cuál es problema o conflicto? Que la tierra que les dieron no sirve para sembrar. La que ellos querían, más baja y cerca del río, alguien más se la quedó.
¿Qué hacen ante ese problema? Nada. Se resignan o se autoengañan pensando que para algo les ha de servir. Intentaron discutir con el delegado del gobierno que se burló de ellos y les pidió que escribieran su queja.
¿Cuál es el escenario? El reparto agrario mexicano, probablemente el Cardenista en la década de 1930. Los personajes, campesinos pobres, anduvieron armados en alguno de los muchos movimientos que hubo en la región de Jalisco-Colima-Michoacán. Pudo ser la lucha agrarista, el movimiento cristero o una banda armada cualquiera. El gobierno combatió los latifundios y organizó la repartición de tierras.
¿Cuál es la acción? No pasa nada en tu cuento, Juanito. Sólo caminan y llegan al pueblo. Pero hay una historia oculta: lo mal que salió el reparto agrario.
Lo que está muy bien es tu descripción del escenario en boca de uno de los protagonistas que nos engancha desde el principio. Poco a poco nos vas dando detalles que mantienen la curiosidad del lector y nos permiten conocer algo de la historia y los anhelos de estos personajes. Tu narración nos despierta la simpatía por los campesinos sin tierra y nos indigna contra el delegado gubernamental. Nos dejas una sensación de injusticia y cierto enojo por la resignación de los protagonistas. Queremos que tomen las armas otra vez y se rebelen.
La gallina de Esteban parece ser una ocurrencia de último momento pero nos ilustra sobre la miseria en la que viven. No es que Esteban lleve una de sus gallinas, sino su gallina. Toda su riqueza es una gallina.
sábado, 21 de mayo de 2016
Lecciones de Juan Rulfo para aprender a escribir
Releo 'El llano en llamas' con ánimo de descubrir sus secretos, su trama, sus costuras y sus trucos, para aprovecharlos y mejorar mi propia escritura. Si en algo coinciden quienes aconsejan a los principiantes en la escritura de ficción es en que para aprender a escribir se debe escribir y leer mucho. Leer, sobre todo, a los autores que nos gustan y tomarlos de modelo; copiarles pues.
¿Qué puede aprender de Juan Rulfo un autor de cuentos novato como yo? Ire poniendo aquí mis reflexiones para ayudar a mi memoria y a quien quiera leerlas.
La primera lección es que los cuentos de Rulfo difícilmente se ajustan a las definiciones o descripiciones de lo que es o debe ser un cuento.
"En un cuento hay un conflicto o problema que los protagonistas deben resolver." Eso no sucede en la mayoría de los cuentos de "El llano en llamas".
"Un cuento nos presenta a personas ordinarias en situaciones extraordinarias." Tampoco. Más bien Rulfo nos presenta personas ordinarias en sus situaciones ordinarias que a los lectores urbanos nos resultan sorprendentes.
"Un cuento produce tensión creciente que al final se resuelve". Eso sí sucede en muchos, pero no en todos los cuentos de Rulfo.
Leo la edición de Editorial RM al cuidado de la Fundación Juan Rulfo impreso en Enero de 2016. ISBN 978-968-5208-58-1.
La contraportada nos informa de tres periodos en la escritura de los cuentos que integran "El llano en llamas"
Primer periodo, a partir de 1945 hasta no más de 1952.
-Nos han dado la tierra
-Macario
-Es que somos muy pobres
-La cuesta de las comadres
-Talpa
-El llano en llamas
-Diles que no me maten
Segundo periodo, 1952-1953
-El hombre
-En la madrugada
-Luvina
-La noche que lo dejaron solo
-Paso del norte
-Acuérdate
-No oyes ladrar a los perros
-Anacleto Morones
Tercer periodo, 1955
-La herencia de Matilde Arcangel
-El día del derrumbe.
Una característica digna de imitación en estos cuentos es difícil de ver en una lectura rápida porque 'la vista se resbala' sin darse cuenta. Se trata de la gran cantidad de analogías y comparaciones que hace Rulfo para mostrarnos cómo son las cosas. Casi en cualquier párrafo al azar encontramos una o más. Van algunos ejemplos:
-"...se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza."
-"... mirando para allá sin cansarse, como si el lugar este le sacudiera los pensamientos..."
-"...todo nuevo de nueva cuenta como un campo recién llovido."
-"...sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol de mediodía,"
-"...un polvo blanco como tamo de maíz,.."
-"...igual que si fuéramos un hervidero de gusanos apelotonados."
-"... un olor agrio como de animal muerto."
-"... soltaba su ataque de hipo, que parecía como si se estuviera riendo y llorando a la vez,.."
Creo que los autores novatos podemos mejorar nuestra escritura copiando de Rulfo este tipo de comparaciones que enriquecen cualquier decripción, como si fuéramos sus alumnos.
Mucho del encanto de los cuentos viene de las cosas sorprendentes que hacen algunos personajes y que son narradas con toda naturalidad por ellos mismos, tales como:
-Hablarle a los animales
-Disculparse por matar con tanta prisa
-Dar explicaciones a quien se acaba de matar
-Llevar la gallina consigo para no dejarla sola
-Quitarse la camisa para que se vaya el susto.
-Dejar mamar al becerro y luego patearle la cabeza hasta matarlo
Un mérito narrativo que podemos tomar como modelo consiste en que poco a poco, con esos detalles sorprendentes nos va revelando las creencias, los valores, las costumbres de los habitantes de la región ubicada entre Jalisco y Colima. Implica, desde luego, que el escritor que quiera copiar esa característica de Rulfo debe conocer bien a sus personajes.
Podemos analizar el contenido de un cuento cualquiera usando dos categorías cuyos límites no siempre son claros: 1) El escenario y 2) la acción de los personajes.
En el escenario se incluye no sólo el ambiente físico en el que sucede el relato sino también la historia de los personajes, sus deseos, sus creencias. En la acción se incluye lo que los personajes hacen y dicen, lo que les sucede, sus emociones, la anécdota que se narra, el conflicto que se resuelve.
Algunos de los cuentos de Rulfo, sobre todo los del primer periodo señalado arriba, están dedicados casi totalmente a la descripción del escenario. Las acciones o anécdotas son insignificantes, apenas un pretexto para la descripción. Es el caso de Nos han dado la tierra, Es que somos muy pobres, El llano en llamas, En la madrugada, Luvina. Aquí está la lección más difícil de imitar: hacer que lo interesante de un cuento sea el escenario en el que casi no pasa nada nada.
En otros cuentos la acción o anécdota narrada es preponderante. Es el caso de La cuesta de las comadres, Diles que no me maten, Anacleto Morones, El día del derrumbe, La herencia de Matilde Arcangel.
¿Cómo genera Rulfo la tensión esencial para cualquier cuento sin la cuál el lector no pasaría del segundo párrafo? Desde la primera frase nos dice algo que nos intriga y nos hace preguntar qué pasa aquí. Ejemplos de inicios intrigantes:
-"Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra...se oye el ladrar de los perros" (Nos han dado la tierra)
-"Los difuntos Torricos siempre fueron buenos amigos míos." (La cuesta de las comadres)
-"¡Diles que no me maten, Justino!". (Diles que no me maten)
Cada uno de esos arranques genera preguntas en el lector. De entrada plantea una situación difícil. Luego, Rulfo mantiene el interés del lector dando poco a poco nueva información que nos genera nuevas preguntas. En 'Nos han dado la tierra' al avanzar en la lectura nos vamos enterando de que "Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros..."; "Somos cuatro... hace rato éramos veintitantos pero...se han ido desperdigando"; "Antes andábamos a caballo y traíamos terciada la carabina"; "Por acá...lo matan a uno sin avisarle". Luego aparece la extraña gallina de Esteban.
La lección para el escritor novato es asegurarse de que la primera frase de su cuento intrigue al lector y luego ir añadiendo detalles, del escenario o de la acción, que sorprendan o que generen nuevas preguntas.
Hay otras lecciones que aprender de cada cuento en particular. Las iré poniendo como entradas independientes.
¿Qué puede aprender de Juan Rulfo un autor de cuentos novato como yo? Ire poniendo aquí mis reflexiones para ayudar a mi memoria y a quien quiera leerlas.
La primera lección es que los cuentos de Rulfo difícilmente se ajustan a las definiciones o descripiciones de lo que es o debe ser un cuento.
"En un cuento hay un conflicto o problema que los protagonistas deben resolver." Eso no sucede en la mayoría de los cuentos de "El llano en llamas".
"Un cuento nos presenta a personas ordinarias en situaciones extraordinarias." Tampoco. Más bien Rulfo nos presenta personas ordinarias en sus situaciones ordinarias que a los lectores urbanos nos resultan sorprendentes.
"Un cuento produce tensión creciente que al final se resuelve". Eso sí sucede en muchos, pero no en todos los cuentos de Rulfo.
Leo la edición de Editorial RM al cuidado de la Fundación Juan Rulfo impreso en Enero de 2016. ISBN 978-968-5208-58-1.
La contraportada nos informa de tres periodos en la escritura de los cuentos que integran "El llano en llamas"
Primer periodo, a partir de 1945 hasta no más de 1952.
-Nos han dado la tierra
-Macario
-Es que somos muy pobres
-La cuesta de las comadres
-Talpa
-El llano en llamas
-Diles que no me maten
Segundo periodo, 1952-1953
-El hombre
-En la madrugada
-Luvina
-La noche que lo dejaron solo
-Paso del norte
-Acuérdate
-No oyes ladrar a los perros
-Anacleto Morones
Tercer periodo, 1955
-La herencia de Matilde Arcangel
-El día del derrumbe.
Una característica digna de imitación en estos cuentos es difícil de ver en una lectura rápida porque 'la vista se resbala' sin darse cuenta. Se trata de la gran cantidad de analogías y comparaciones que hace Rulfo para mostrarnos cómo son las cosas. Casi en cualquier párrafo al azar encontramos una o más. Van algunos ejemplos:
-"...se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza."
-"... mirando para allá sin cansarse, como si el lugar este le sacudiera los pensamientos..."
-"...todo nuevo de nueva cuenta como un campo recién llovido."
-"...sus piernas redondas, duras y calientes como piedras al sol de mediodía,"
-"...un polvo blanco como tamo de maíz,.."
-"...igual que si fuéramos un hervidero de gusanos apelotonados."
-"... un olor agrio como de animal muerto."
-"... soltaba su ataque de hipo, que parecía como si se estuviera riendo y llorando a la vez,.."
Creo que los autores novatos podemos mejorar nuestra escritura copiando de Rulfo este tipo de comparaciones que enriquecen cualquier decripción, como si fuéramos sus alumnos.
Mucho del encanto de los cuentos viene de las cosas sorprendentes que hacen algunos personajes y que son narradas con toda naturalidad por ellos mismos, tales como:
-Hablarle a los animales
-Disculparse por matar con tanta prisa
-Dar explicaciones a quien se acaba de matar
-Llevar la gallina consigo para no dejarla sola
-Quitarse la camisa para que se vaya el susto.
-Dejar mamar al becerro y luego patearle la cabeza hasta matarlo
Un mérito narrativo que podemos tomar como modelo consiste en que poco a poco, con esos detalles sorprendentes nos va revelando las creencias, los valores, las costumbres de los habitantes de la región ubicada entre Jalisco y Colima. Implica, desde luego, que el escritor que quiera copiar esa característica de Rulfo debe conocer bien a sus personajes.
Podemos analizar el contenido de un cuento cualquiera usando dos categorías cuyos límites no siempre son claros: 1) El escenario y 2) la acción de los personajes.
En el escenario se incluye no sólo el ambiente físico en el que sucede el relato sino también la historia de los personajes, sus deseos, sus creencias. En la acción se incluye lo que los personajes hacen y dicen, lo que les sucede, sus emociones, la anécdota que se narra, el conflicto que se resuelve.
Algunos de los cuentos de Rulfo, sobre todo los del primer periodo señalado arriba, están dedicados casi totalmente a la descripción del escenario. Las acciones o anécdotas son insignificantes, apenas un pretexto para la descripción. Es el caso de Nos han dado la tierra, Es que somos muy pobres, El llano en llamas, En la madrugada, Luvina. Aquí está la lección más difícil de imitar: hacer que lo interesante de un cuento sea el escenario en el que casi no pasa nada nada.
En otros cuentos la acción o anécdota narrada es preponderante. Es el caso de La cuesta de las comadres, Diles que no me maten, Anacleto Morones, El día del derrumbe, La herencia de Matilde Arcangel.
¿Cómo genera Rulfo la tensión esencial para cualquier cuento sin la cuál el lector no pasaría del segundo párrafo? Desde la primera frase nos dice algo que nos intriga y nos hace preguntar qué pasa aquí. Ejemplos de inicios intrigantes:
-"Después de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra...se oye el ladrar de los perros" (Nos han dado la tierra)
-"Los difuntos Torricos siempre fueron buenos amigos míos." (La cuesta de las comadres)
-"¡Diles que no me maten, Justino!". (Diles que no me maten)
Cada uno de esos arranques genera preguntas en el lector. De entrada plantea una situación difícil. Luego, Rulfo mantiene el interés del lector dando poco a poco nueva información que nos genera nuevas preguntas. En 'Nos han dado la tierra' al avanzar en la lectura nos vamos enterando de que "Hay un pueblo. Se oye que ladran los perros..."; "Somos cuatro... hace rato éramos veintitantos pero...se han ido desperdigando"; "Antes andábamos a caballo y traíamos terciada la carabina"; "Por acá...lo matan a uno sin avisarle". Luego aparece la extraña gallina de Esteban.
La lección para el escritor novato es asegurarse de que la primera frase de su cuento intrigue al lector y luego ir añadiendo detalles, del escenario o de la acción, que sorprendan o que generen nuevas preguntas.
Hay otras lecciones que aprender de cada cuento en particular. Las iré poniendo como entradas independientes.
viernes, 13 de mayo de 2016
TODO CABE EN UN CURRICULUM
Los bajos sueldos de los maestros universitarios han hecho que compitan entre ellos viendo quién tiene más curriculum. Los aumentos, las bonificaciones, las recategorizaciones, y las otras migajas que les tiran a los profesores se ganan por tener mucho currículum.
El currículum es un listado que cada quien hace de sus propios méritos. Ahí enumera los estudios que ha hecho, los lugares en que ha trabajado, lo que ha escrito, los cursos que ha tomado, y cualquier otra cosa que le pueda favorecer. Siempre que hay un beneficio disponible, los profesores entregan sus currículos. Una comisión evalúa los meritos de cada aspirante y decide 'por currículum' a quien le toca el premio.
Claro que cada quien tiene que demostrar los méritos que se atribuye. Para esto se inventaron las constancias. Las constancias son cualquier documento, diplomas o papeles membretados firmados por alguien, en el que 'se hace constar que el Sr(a) _________ participó en el curso de _____ con más del 80% de asistencias'.
Un currículum sin sus respectivas constancias no vale nada. Por esta razón, los profesores las atesoran como si fueran estampitas. Y no quieren hacer nada si no les dan constancia. Que se ofrece un curso sobre la Secta de los Impacientes. Bueno, si dan constancia, yo voy. Que esto no tiene que ver con tu especialidad. No le hace.
La sed de constancias es tal que los pobres profesores ponen hasta copias de los gafetes que les dan para entrar a las conferencias; y aún fotocopias de los boletos que tuvieron que pagar para el evento. Hubo uno que entregó fotografías en las que se le ve muy atento en un curso de capacitación.
Ninguno quiere desperdiciar su tiempo asistiendo a cursos en los que no dan constancia. Tampoco a los que tienen duración menor de 40 horas. Es que han oido decir que las comisiones evaluadoras de currículos no toman en cuenta cursos breves. No importa que el curso sea valioso, si no cuenta para el currículum, no lo toman.
En los países civilizados también evalúan a los profesores por su curriculum; pero lo único que cuenta son los libros y los artículos publicados. Aquí, como los profesores no pueden escribir ni tienen dónde publicar, casi lo único que cuenta son los cursos y conferencias que han escuchado (si es que les dan constancia).
A la hora de evaluar los méritos de un profesor, lo que ha hecho o dicho importa menos que los cursos a los que atiende. El aplastante 'publica o perece' de las universidades del primer mundo, se cambió por el cómodo 'atiende y asciende'.
Un profesor que logra interesar a los alumnos en su materia se gana el respeto de sus colegas. Lo mismo un profesor que dedica tiempo extra a convivir con los estudiantes. Pero de esto nadie da constancias con valor curricular. Los profesores que disfrutan del conocimiento y sienten placer por aprender son bobos que no piden constancias; y son también los mejores profesores.
Hay algo perverso en el supuesto de que quién ha tomado más cursos y asistido a más conferencias merece más oportunidades y estímulos. La calidad de los profesores se demuestra en las clases que da, no en las que toma; con los estudiantes que forma, no con los conferencistas que escucha. Mucho menos se demuestra con los kilos de constancias que ha sabido acomodar en su currículum.
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Publicado en: Periódico Cambio de Michoacán Morelia, Mich.
Fecha de publicación: 31/01/96
Comentario del autor: Siempre me molestó la apetencia por las
constancias entre los universitarios. Pero son las autoridades
universitarias quienes la fomentan tomándolas en cuenta a la hora de los
ascensos. El lapidario "publish or perish" de los norteamericanos me
parece una política más sensata para valuar a los profesores de nuestras
universidades.
Mi amigo, el ingenioso Rolando Cárdenas, completo el refrán: Todo cabe en un currículum, sabiéndolo presentar.
P.S. Diciembre 2004: La apetencia por las constancias, también llamadas
'estampitas' o 'panchólares', continúa. De hecho, algunas universidades
han establecido normas sobre cuántas estampitas deben juntar los
profesores anualmente. Quizá esa sea la única alternativa razonable en
un medio académico caracterizado por la escasa producción escrita.
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